¿Acudir a la oftalmóloga o a la optometrista?
A la oftalmóloga o a la optometrista.
Esta es la cuestión.
Según mi experiencia, la mayoría de las personas no lo sabe.
¿Quién me tiene que graduar? ¿Quién me dice si me puedo operar de miopía? ¿Quién me tiene que adaptar unas lentes de contacto? ¿Quién me soluciona mi problema de visión doble? Si tengo diabetes ¿quién me tiene que hacer los controles visuales?
Tal vez porque no se conoce bien cuál es el desempeño de cada uno de estos dos profesionales sanitarios, resulta difícil saber a cuál de ellos debemos acudir cuando tenemos un problema visual.
Por eso, en este post vamos a arrojar un poco de luz al tema, porque es bastante importante.
Por un lado, la oftalmóloga es el médico especialista de las enfermedades de los ojos. Cuando acudimos a una visita con esta profesional, en su valoración buscará posibles anomalías congénitas, presencia de trastornos o síndromes visuales, desviaciones manifiestas y patologías diversas.
Su formación médica la lleva a interesarse esencialmente por las características anatómicas y fisiológicas del ojo (transparencia, ausencia de parálisis, respuestas adecuadas a la luz…).
La oftalmóloga comprueba el estado de salud de los ojos y de las vías visuales.
Una vez confirmado que nuestros ojos están sanos, es la optometrista la encargada de intervenir en caso de que exista algún problema o dificultad funcional de la visión.
La optometría estudia las habilidades visuales, el procesamiento y la integración de la información visual, para valorar cuán eficaz es el sistema visual, cómo se adapta al medio y si existe inmadurez en el desarrollo de alguna capacidad visual.
La optometrista posee una formación orientada hacia los aspectos funcionales de la visión, su desarrollo, su eficacia y su comodidad.
En su examen, la optometrista realiza la medición de la graduación (cantidad de dioptrías) tanto de cerca como de lejos, y en sus condiciones habituales de funcionamiento (sin paralizar el enfoque).
Observa cómo son los movimientos oculares, su flexibilidad y su precisión, la coordinación de ambos ojos durante los movimientos de convergencia y la fusión de ambas imágenes enviadas simultáneamente al cerebro.
La valoración al detalle de todas estas habilidades visuales le permite, incluso en los bebés, apuntar las insuficiencias o debilidades que más adelante podrían complicar el rendimiento académico.
La optometrista también evalúa la capacidad de apreciar el espacio, calcular las distancias, reconocer los distintos colores, reproducir las diferentes direcciones en el espacio. Valora la las habilidades visuo perceptivas, que son las condiciones previas y esenciales para el aprendizaje de la lectura, entre otros.
Muchas madres y padres os preguntáis a menudo cuándo es recomendable realizar a vuestro hijo un examen visual, o si es posible detectar si la visión de vuestro bebé está comprometida con algún defecto refractivo (hipermetropía, miopía o astigmatismo).
En estos casos, en primer lugar, es la oftalmóloga quien debe verificar que no existe ningún tipo de patología visual, o alteración en la salud visual del bebé. Por ejemplo, ya desde el nacimiento, el médico revisará que no haya cataratas u opacidades corneales, comprobará que el fondo de ojo esté bien, y se asegurará que no es necesaria ningún tipo de cirugía o de medicación especial.
Su enfoque es más estructural, y no tanto de análisis del desarrollo visual. Es por ello, que incluso en lo que se refiere a la graduación óptica, normalmente la oftalmóloga mide con el uso de cicloplégico (colirio que dilata la pupila y paraliza la acomodación), es decir, que efectúa una medida estática de una función esencialmente dinámica.
En cambio, la optometrista es la profesional que evalúa si la visión se está desarrollando de forma correcta y elige el mejor tratamiento para cada caso.
La optometrista pediátrica relaciona el desarrollo general del niño con su visión, detecta problemas de inmadurez en el desarrollo de las habilidades visuales (movimientos oculares, agudeza visual, coordinación de ambos ojos, desarrollo de la visión en 3D) y comprueba en qué afecta la existencia de alguna posible dificultad en las habilidades visuales con su desarrollo madurativo general.
Una Optometrista Comportamental, sabrá relacionar el desarrollo general del niño con su visión, así como ver en qué áreas está afectando y qué tratamiento es el indicado para mejorar su eficacia y su rendimiento.
Hay niños que dedican una gran cantidad de tiempo y esfuerzo a realizar sus tareas. Esta estrategia les puede servir durante algún tiempo, pero según va aumentando la carga de trabajo y con el avance de los cursos, su sistema puede acabar colapsándose, porque está supliendo con trabajo la falta de organización neurológica.
Si las madres, padres y/o profesores observan que a un niño le puede estar sucediendo algo de esto, sería recomendable realizar una evaluación visual completa para determinar si todas las áreas funcionales de la visión están trabajando adecuadamente.
Este tipo de examen solo lo realiza una optometrista comportamental especializada en este tipo de problemas, ya que los optometristas no solo evaluamos la visión, sino que evaluamos la eficacia. Tener una agudeza visual de 100% no significa que nuestro sistema visual funcione bien, hay mucho más que valorar.
“Los optometristas comportamentales cambiamos la vida de las personas todos los días”.
Lynn Hellerstein
Hay muchas técnicas y herramientas en el campo de la optometría como, por ejemplo, las gafas, los prismas, los filtros… Y todas ellas pueden ayudar a las personas a recuperar su comodidad y su función visual, y también a reeducar su visión.
La optometría tiene actualmente muchos retos. Uno de ellos es que las madres, padres y los maestros entiendan que un niño puede tener problemas visuales, aunque su agudeza visual sea del 100%.
Otro reto es dar a conocer la importancia de la terapia visual en un problema de rendimiento que afecta al aprendizaje, en ambliopías, estrabismos o después de una enfermedad y de una lesión…
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La detección temprana de algunas de estas anomalías es crucial para prevenir futuros desordenes en el aprendizaje y en el desempeño diario.
Por tanto, la oftalmología y la optometría son dos profesiones complementarias, cada una de los cuales tiene un papel muy específico que desempeñar, por sus diferentes áreas de actuación y sus diferentes criterios en cuanto al fenómeno de la visión.
Propias de la oftalmología son las enfermedades de los ojos y su prevención.
Propias de la optometría, la valoración y mejora de la función visual y, por supuesto, el seguimiento y la estimulación de su desarrollo.