¿Por qué imponemos a los niños un“menú fijo“ cuando cada uno tiene habilidades diferentes?

ATENCIÓN Y APRENDIZAJE

El niño o la niña que no consigue un rendimiento escolar adecuado porque es disperso o le cuesta mantener el foco, tiene más posibilidades de enfrentarse a un fracaso escolar y hasta social… ¿no?

Pues no.

Seguramente lo que no consiga es el rendimiento escolar que se le quiere imponer.

Hay un largo historial de casos de niños diagnosticad@s de TDAH, incluso medicados, simplemente porque esa escolaridad que quieren imponerle no le sirve.

No todos tenemos las mismas necesidades, ni seguimos el mismo ritmo de aprendizaje, ni nos funcionan los mismos métodos, por mucho que nos empeñemos.

Recuerdo una historieta graciosa que nos contaba mi madre hace muchos años, de cuando daba clases a un grupo de niños. Había uno que describía como un terremoto, incapaz de estarse quieto en la silla y de atender unos minutos seguidos.

Evidentemente que era una molestia, tanto para ella como para el resto de niños. Y un día, cansada porque no le hacía caso, le pidió que se levantara de su silla y que empezara a dar vueltas a la gran mesa redonda en la que estaban todos sentados. ¡Clic!

No solo dejó de “molestar” si no que se volvió más participativo y demostró ser uno de los más inteligentes. A partir de ese día, antes de empezar cada clase, todos los niños tomaban asiento en sus sillas menos uno, que daba vueltas alrededor de ellos caminando, o corriendo si era lo que le pedía el cuerpo.

El ritmo cerebral es la clave

El cerebro es un órgano jerárquico, al nacer empezamos desarrollando las funciones más elementales, y poco a poco vamos conectando todas las capas hasta llegar al último piso, que corresponde a las áreas frontal y prefrontal, que poseen las funciones de voluntad, capacidad de control y conciencia, todas ellas implicadas en el concepto de atención.

Una de las características funcionales más importantes y propias del cerebro, es el ritmo. El ritmo está presente en todas sus funciones: ritmos de hambre, de sueño, ritmo respiratorio, cardíaco, ritmos motrices y perceptivos.

Todas y cada una de las respuestas motoras de las etapas del desarrollo, como el reptado, el gateo, y la deambulación, deben ser rítmicas para construir la base de buenos movimientos posturales más complejos, como caminar y correr.

Al igual que a nivel sensorial, los sonidos, el tacto y las imágenes nos llegan en forma de ondas de distinta frecuencia (ritmo). Esto significa que pensamos, vemos, oímos, sentimos y nos movemos gracias al ritmo.

Las prisas para que el bebé logre ciertas adquisiciones, como sentarse, ponerse de pie o andar, inducen a una mala organización de las funciones rítmicas de base. Al igual que las prisas para que los niños aprendan a leer, escribir, o sumar y restar.

El ritmo es fundamental en la construcción de este orden jerárquico del cerebro.

Cada ser humano tiene su propio ritmo, que habrá que conocer y respetar para que se de el aprendizaje de manera suave y fluida, y se creen unas buenas bases (conexiones neuronales fuertes) sobre las que se construyan las diferentes habilidades que harán de él alguien único.

El desarrollo psicomotriz de base, es el instrumento por excelencia del desarrollo de conexiones cerebrales que ponen en relación nuestro cuerpo y nuestro cerebro.

“Esos niños salvajes”

Muchos de los problemas que nos encontramos actualmente, son de hipersensibilidad, provocados por un ambiente veloz y anárquico, en el que predomina la excitación sobre la inhibición.

Innumerables estímulos a todas horas, visuales y auditivos, bloquean el equilibrio atencional no permitiendo mantener el foco en una única actividad. Se alteran las capacidades perceptivas, se alteran los ritmos del sueño, de alimentación o respiración, desequilibrando en algunos casos la biología del niño, y produciendo interferencias en el desarrollo de su conducta.

A nivel visual, se pueden desencadenar trastornos funcionales de la visión, como estrabismo (falta de coordinación de ambos ojos) o bloqueo de la acomodación (capacidad de enfocar las imágenes).

En un examen visual completo, es frecuente encontrar en estos casos inmadurez visuomotora y visuoperceptiva, campos visuales cerrados, dificultad para percibir las imágenes en 3D (estereopsis), problemas para orientarse, y alteraciones en la motricidad ocular que impiden la lectura fluida.

Decir simplemente que un niño tiene problemas de aprendizaje o déficit de atención, no es diagnosticar nada, es simplemente poner nombre a una serie de signos y síntomas de origen muy diverso, multifactorial y multicausal. No ofrece ninguna información relevante, es solo identificar lo que se observa a nivel de superficie. Y medicar, es ofrecer el mismo menú para todos sin tener en cuenta nada más que el síntoma.

Como padre, madre o educador, te invito a pensar fuera de la caja, y a cuestionarlo todo.

Revisar todos los factores que pueden estar interfiriendo en el rendimiento de un niño, es la única manera de comprender su comportamiento, y a partir de ahí, podremos empezar a diseñar un plan de actuación personalizado que le facilite desarrollar todo su potencial, como el niño que necesitaba moverse para prestar atención, dando vueltas a la mesa redonda.

Así que, ya sabéis, incluir el ritmo en las actividades y procurar llevar una vida más rítmica, en cuanto a horarios, hábitos y costumbres, va a favorecer el estado óptimo para que se dé el aprendizaje.

Aquí lo puedes escuchar ¡Dale al Play!

Paula Malonda. Opometrista Comportamental y del Desarrollo
«El aprendizaje es experiencia, todo lo demás es información». Albert Einstein

BIBLIOGRAFÍA

Bastos AM, Vezoli J, Bosman CA, Schoffelen JM, Oostenveld R, Dowdall JR, De Weerd P, Kennedy H, Fries P. Las áreas visuales ejercen influencias de retroalimentación y retroalimentación a través de distintos canales de frecuencia. Neuron. 2015

Bonnefond M, Jensen O. Las oscilaciones alfa sirven para proteger el mantenimiento de la memoria de trabajo contra distractores anticipados. Curr. Biol. 2012

Buschman TJ, Miller EK. Control de la atención de arriba hacia abajo vs de abajo hacia arriba en las cortezas parietal prefrontal y posterior. Science. 2007

Fries P. Rhythms for Cognition: Communication through Coherence. Neuron. 2015



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