¿Cómo se relaciona la famosa neuroplasticidad con la terapia visual?
Antes de ponernos a relacionar nada, primero vamos a definir y aclarar los conceptos de neuroplasticidad y terapia visual.
La neuroplasticidad es la habilidad del cerebro para adaptarse y cambiar cuando aprendemos información nueva. Según términos más científicos, es un proceso de “poda y brotación”, que viene a decir que nos deshacemos de algunas conexiones neuronales, patrones y circuitos, y creamos otros nuevos constantemente.
El descubrimiento de la neuroplasticidad, conlleva que nuestros pensamientos pueden cambiar la estructura y la función de nuestro cerebro, incluso en edad avanzada. Es el descubrimiento más importante en el entendimiento del cerebro en los últimos 400 años.
Por otro lado, la terapia visual es el “Arte de mejorar las condiciones visuales del paciente”. El objetivo es establecer nuevas relaciones, que permitan recibir, procesar y comprender mejor la información visual.
Es cierto que esta plasticidad neuronal se hace más pobre y lenta a medida que el cerebro envejece, pero nunca se pierde por completo, sobre todo si no dejamos de estimularla. Lo que explicaría que una vida activa, física e intelectualmente, disminuya el riesgo degeneración cerebral asociada a la edad.
En la terapia visual repetimos una serie de ejercicios protocolizados en frecuencia, intensidad y complejidad, ligados al desorden visual a tratar, que pretenden mejorar la capacidad visual y lograr una visión más eficaz. Estamos hablando de un proceso de aprendizaje.
Estos protocolos del programa de terapia visual individualizado, están diseñados en función de los resultados del examen visual optométrico, para conocer qué áreas están deficientes, cuáles podremos mejorar y en qué orden de prioridad. Desde un primero momento, hay que plantear los objetivos finales que se quieren lograr con el entrenamiento, para que sea una terapia rápida y efectiva.
Los procedimientos de la terapia visual, no se basan en mejorar los resultados del examen optométrico inicial. Más bien, hacen hincapié en las necesidades del paciente, en sus habilidades y sus metas. Esto significa que, para los terapeutas visuales, una insuficiencia de convergencia, una oculomotricidad deficiente o dificultades en el enfoque, no son el problema, sino el síntoma del problema.
“Nuestros cerebros son dinámicos”. Taubert et al. 2010.
¿Cómo actuamos sobre la vía visual?
Los ejercicios realizados en la terapia visual inciden directamente sobre dos sistemas que forman parte del sistema visual:
• El sistema muscular: Músculos extrínsecos del ojo y músculos intrínsecos del ojo
• El sistema nervioso: Vía retino-geniculado-cortical y Vía retino-mesencefálica
Estos sistemas están formados por una sucesión de neuronas, y es sobre éstas donde debe actuar el entrenamiento visual.
La neurona es la unidad estructural y funcional del sistema nervioso. Una neurona típica está formada por un cuerpo del cual emergen múltiples prolongaciones finas y ramificadas denominadas dendritas, y una prolongación única y más gruesa denominada axón.
Las dendritas presentan en su superficie unas leves excrecencias denominadas espinas. El axón termina en uno o varios ensanchamientos denominados botones sinápticos, donde se sintetiza y almacena el neurotransmisor.
Una neurona se comunica con otra a través de una zona concreta denominada sinapsis. Es precisamente en la sinapsis donde nos vamos a centrar a la hora de justificar el entrenamiento, pues es aquí donde van a ocurrir los cambios más significativos.
La plasticidad neuronal se basa en los cambios morfológicos de la sinapsis, más concretamente en la neo- formación, destrucción o reestructuración de las ramificaciones de botones sinápticos y de las espinas sinápticas con sus receptores. Lo que se ha dado en llamar plasticidad sináptica.
En la década de los cincuenta, se propuso que las neuronas que estuviesen en constante comunicación terminarían por reforzar sus conexiones, mientras que otras neuronas que no contribuyesen a la excitación de dicha neurona perderían sus conexiones con la misma.
Hoy conocemos también el concepto de neurogénesis adulta, capacidad que tiene el cerebro de producir nuevas células nerviosas (neuronas y neuroglia) a lo largo de toda la vida, y que participa en este proceso de plasticidad. Lo que esto nos quiere decir es que, en los adultos también hay neuroplasticidad cerebral, y por tanto, una terapia visual sería un tratamiento apropiado en este sector de la población.
La zona del cerebro denominada hipocampo, es una región fundamental en el aprendizaje por ser la encargada de recibir y ordenar, a nivel temporal y espacial, la información que más tarde formará la memoria, y es también donde se generan nuevas neuronas en respuesta a estímulos procedentes del entorno.
Es cierto que esta plasticidad neuronal se hace más pobre y lenta a medida que el cerebro envejece, pero nunca se pierde por completo, sobre todo si nunca dejamos de estimularla. Lo que explicaría que una vida activa, física e intelectualmente, disminuya el riesgo degeneración cerebral asociada a la edad.
La Terapia Visual es un proceso de aprendizaje
Ningún proceso terapéutico, de aprendizaje, de entrenamiento… es lineal. Siempre habrá subidas y bajadas, y eso está bien.
En Terapia Visual no siempre avanzamos al mismo ritmo, hay aprendizajes que cuestan más que otros, incluso cuando pensamos que ya hemos logrado una meta, hay días que parece que vamos para atrás…
Nuestro cuerpo es dinámico, el exterior cambia constantemente, y nuestra visión se va adaptando a nuestras necesidades y las de nuestro entorno de la mejor manera que sabe. Y si hemos dicho que nuestro cuerpo es dinámico, significa que también nuestra visión lo es, no todos los días vemos de la misma forma.
“La motivación y las ganas son fundamentales para que se produzcan los cambios”. Norman Doidge, MD Psiquiatra e Investigador.
Cuando además estamos redefiniendo rutas neurológicas, rompiendo adaptaciones visuales que no funcionan, creando nuevas conexiones que nos permitan ser más eficaces a nivel visual… y todas estas increíbles cosas que se logran en la Terapia Visual (¡entrenando con constancia!), tener subidas y bajadas es lo esperado a lo largo de todo el proceso. Al menos hasta conseguir cierto nivel de control y estabilidad.