¿Qué habilidades visuales se relacionan con el aprendizaje escolar?
Gracias a la ciencia, sabemos que la actividad cerebral de un alumno cuando atiende a una clase magistral, de esas que te sueltan la chapa y ya, es la misma que cuando ve la televisión o está mirando un vídeo en youtube. O sea, prácticamente nula.
Las conclusiones a las que han llegado estos experimentos en la enseñanza no son, por tanto, muy sorprendentes: el modelo pedagógico basado en un estudiante como sujeto pasivo no funciona.
“El cerebro necesita emocionarse para aprender”
José Ramón Gamo, neuropsicólogo infantil y director del Máster en Neurodidáctica de la Universidad Rey Juan Carlos.
Hasta el momento, solo podíamos observar el comportamiento de los alumnos para saber si atendían en clase o tenían dificultades para ello.
Pero desde hace ya varios años, gracias a las técnicas de neuroimagen, se puede comprobar la actividad cerebral de un estudiante mientras realiza una determinada tarea. De manera, que contamos con mayor información para que el sistema educativo se adapte a métodos más eficaces para el aprendizaje de nuestros niños y jóvenes.
Estudios realizados hace más de 20 años, demostraron que las dificultades de aprendizaje de estudiantes con dislexia o diagnosticadas de TDAH, en la mayoría de los casos, no estaban relacionados con esos síndromes, sino con la metodología educativa.
Todos sabemos que un porcentaje muy elevado del tiempo que dura una clase, en cualquier colegio de España, se centra en transmitir la información a los alumnos de manera verbal. ¿Está realmente justificado ese método?
La respuesta vuelve a venir de la mano de la ciencia, donde las investigaciones al respecto concluyen que, para la adquisición de información novedosa, nuestro cerebro tiende a procesar los datos desde el hemisferio derecho (más relacionado con la intuición, la creatividad y las imágenes).
Esto significa que la charla no funciona, ya que en estos casos el procesamiento lingüístico no es el protagonista. Los gestos faciales, corporales y el contexto desempeñan un papel muy importante.
Entonces,
¿Qué ocurriría si sustituimos tanta explicación oral y empleamos más soportes visuales como mapas conceptuales, vídeos, gráficos interactivos para motivar la participación del alumnado…?
Los científicos apuntan por el cambio en la enseñanza, dejar los viejos métodos porque no funcionan, innovar y entrar en la era de la neurodidáctica.
La neurodidáctica apuesta por un método que respeta el proceso en el que el cerebro aprende: primero motivar, luego atender, y por último memorizar. Es ese orden.
El cerebro de cada uno de nosotros es único. El ritmo de aprendizaje y de maduración cerebral también es singular.
Cada estudiante tiene sus capacidades, fortalezas, intereses, motivaciones y conocimientos previos. Como todos.
Sin embargo, muchas veces la identificación de determinados déficits en el aprendizaje, va acompañada de etiquetas que chocan con lo que sabemos hoy día sobre nuestro cerebro plástico y que dañan gravemente las creencias del alumnado sobre su propia capacidad.
Los estudiantes considerados con capacidades y necesidades especiales, lejos de constituir un pequeño porcentaje dentro del grupo, son todo lo contrario, lo que realmente predomina.
Las bases de datos de los escáneres cerebrales revelan que la idea que tenemos de un cerebro típico o normal es un mito, porque en realidad existen todo tipo de anomalías funcionales y estructurales.
Los problemas visuales y perceptivos son de este tipo, anomalías funcionales. Es por eso, que para realizar un examen en profundidad del estado de la visión e indagar sobre posibles causas que originen un determinado problema de aprendizaje secundario a un sistema visual ineficaz, es necesario valorar la percepción visual y algunos los patrones motores involucrados en el desarrollo.
Obtener la adecuada cantidad, y de calidad, en el menor tiempo posible, de información visual, es requisito indispensable para un óptimo rendimiento, no sólo académico.
La capacidad de retener esta información durante largos periodos de tiempo, reconocerla y ser capaz de reproducirla es esencial para un aprendizaje adecuado.
La percepción visual consiste en recibir, a través de nuestro sentido de la visión, las imágenes, impresiones o sensaciones externas. Se trata de una función psíquica que permite al organismo captar, elaborar e interpretar la información que llega desde el entorno visual.
La evaluación de estas habilidades perceptivas en el examen optométrico, nos da información acerca de cómo nuestro cerebro procesa, interpreta, visualiza y gestiona toda esa información visual que recibe constantemente. Y es fundamental realizarla a los estudiantes para comprender cómo su cerebro integra, percibe y responde a la información que le llega a través de los ojos.
L@s optometristas usamos varios test para la evaluación de la percepción visual. Algunos de ellos son el TVPS (Test of Visual-Perceptual Skills), el test de Integración Visual-Motora VMI, el análisis de las Estructuras Cognitivas de Wachs, la Figura de Rey, la Figura Universal, la Escala de Desarrollo Infantil SID, el Test de Inversión de Gardner, y el Test de Habilidades Visuo-Auditivas VADS, entre otros.

Estas son algunas de las habilidades de percepción visual más relacionadas con las problemáticas escolares, porque cuando están disminuidas, los estudiantes revelan una serie de comportamientos específicos y síntomas de baja eficacia en su rendimiento académico y deportivo, que nos avisan que algo en su procesamiento visual no funciona de forma adecuada.
Tod@s l@s estudiantes necesitan nuestro apoyo.
Hace poco me recomendaron una serie sobre médicos y hospitales, que me suelen gustar bastante en general, pero que no tenía muchas ganas de ver, por eso de desconectar un poquito del tema pandemia…
“Esta es diferente” me dijeron, y en cierto sentido, más allá de la temática médica, tenían razón. Aunque mi intención no es hablarte de la serie en sí, quiero resaltar una frase que repite muchísimo su protagonista ya desde el primer capítulo, y que considero que es una genialidad.
El protagonista es Max Goodwin, un doctor que llega al Hospital New Amsterdam como nuevo Director Médico y, lo primero que le advierten, es el bajo presupuesto con el que cuentan. Pero, pese a todo, él repite como un mantra esta misma frase: «¿En qué te puedo ayudar?».
Toda una declaración de intenciones, en cuanto a su compromiso personal con pacientes, médicos y personal en general. La semilla del cambio, porque en general, parece que es fundamental escuchar más y plantear este tipo de preguntas incluso a nuestros estudiantes: ¿Qué necesitáis de nosotros para tener éxito?
Los optometristas comportamentales formamos parte de este personal sanitario que puede “ayudar” con el aprendizaje de nuestros alumnos, descartando y reeducando los problemas funcionales, tanto visuales como perceptivos, mediante Terapia Visual.
Si acudes a nuestras consultas, cuéntanos en qué te podemos ayudar.

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BIBLIOGRAFÍA
Agarwal, P. K., Bain, P. M. (2021). Enseñanza efectiva: Herramientas de la ciencia cognitiva para el aula. Aptus.
Dehaene, S. (2019). ¿Cómo aprendemos? Los cuatro pilares con los que la educación puede potenciar los talentos de nuestro cerebro. Siglo XXI Editores.
Dolan, E. L. & Collins J. P. (2015): “We must teach more effectively: here are four ways to get started”. Molecular Biology of the Cell 26(12), 2151-2155.
Mora, F. (2020). Neuroeducación y lectura. De la emoción a la comprensión de las palabras. Madrid: Alianza Editorial.
Guillén, J.C. (1 de junio de 2021). Metacognición en el aprendizaje. www.escuelaconcerebro.wordpress.com
Smith M. K. et al. (2009): “Why peer discussion improves student performance on in-class concept questions”. Science 323, 122-124.